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ÉCRINS EXPRESS, BONUS TRACK

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Ya empieza a hacer frío, al menos aquí, en el Pirineo. Algunos amigos ya han guardado el neopreno hasta que vuelvan a subir las temperaturas, pero no creo que a mí me sea tan fácil... y menos si no dejo de alimentar todos los días esta pasión que supone para mí el barranquismo. Después de algunas semanas peleándome con un nuevo programa de edición de vídeo, mejor que el que venía utilizando hasta ahora pero más complicado, estos días he conseguido acabar de montar el vídeo del último viaje relámpago -tres días ida y vuelta incluída- al Parque Nacional de los Écrins, en el departamento de Hautes Alpes (Francia).

Espero que os guste.



ECRINS EXPRESS from barranquistas on Vimeo.


Ya está hecho. Ahora, a pensar en lo próximo...


SOUVENIRS DE OSSOLA

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Era agosto. Los días eran largos y los pantalones cortos. Y nos fuimos a barranquear unos días a los Alpes italianos. De allí nos trajimos una buena colección de momentos, cuyo recuerdo puede resumirse así:




El resumen escrito del viaje, y de los barrancos que descendimos, puede verse aquí.

EFECTOS DE LA LLUVIA SOBRE EL SORROSAL

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Este fin de semana hemos estado en Broto, Huesca. La previsión meteorológica era mala de entrada, así que no contábamos con barranquear. Las lluvias previstas llegaron a partir de la tarde-noche del sábado, y el domingo amaneció lluvioso y muy cerrado. Estando allí, era obligado seguir la evolución de las cascadas de Sorrosal.

La cascada, con un buen caudal ya antes de la lluvia, y unas horas después

Aguas abajo de la cascada: obsérvense las ramas enganchadas a la barandilla por una crecida anterior reciente
En las veinte horas que van de una foto a la otra, los pluviómetros de Fiscal y El Cebollar, los más cercanos a Broto aunque situados fuera de la cuenca de recepción del barranco, recogieron un total de 16 y 20 l/m2 respectivamente. Son unas precipitaciones normales, nada extraordinarias, pero en la cuenca impermeable del Sorrosal generan un efecto tan vistoso y espectacular como peligroso. Imaginemos, pues, lo que pueden hacer unas lluvias mucho más intensas, como las del mes de octubre pasado...

Evolución del caudal del Ara en los últimos quince días. Fuente: SAIH Ebro

Los barrancos son un elemento vivo. No lo olvidemos nunca.

RIERA DE RUPIT - SALT DE SALLENT

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Con agua, la cascada es realmente bonita
El agua es el gran aliciente de los barrancos, pero la verticalidad es el otro elemento que te hace poner serio en esto del descenso de cañones. No sólo por el elemento psicológico de colgarte a cien metros o más del suelo, sino por la logística y la estrategia a seguir a la hora de encadenar rápeles en medio de una pared, utilizando reuniones sin apoyos para los pies y en las que muchas veces no caben más que dos personas. Este pasado fin de semana volvimos nuestra mirada hacia este tipo de descensos, que atraen poderosamente la atención de Anaïs, y ambos fuimos hasta Rupit, un pequeño y turístico pueblo cercano a Vic (Barcelona) para descender el Salto de Sallent de la riera de Rupit (v5a2II). Se trata de una cascada de unos cien metros de altura muy vistosa y admirada por los senderistas, con la que la citada riera salva los riscos o cingles de Pujolràs.

El descenso aparece en algunas de las guías clásicas de Cataluña -Descenso de Cañones, Barcelona Tomo I de Edu Gómez y Guia pràctica del descens de barrancs i engorjats de Catalunya de Pere Miralles-, y también en alguna otra. Sin embargo, desde 1994 y 1995, años en que se editaron esas guías, las instalaciones han mutado y se han multiplicado, mientras que no han salido a la luz nuevas reseñas que reflejen los cambios. Según hemos leído, la cascada se abrió por su derecha orográfica, y en ese lado han proliferado las reuniones, de tal manera que siguiendo la línea original, hoy puede escogerse entre diferentes instalaciones que permiten fraccionar las dos tiradas de cincuenta metros iniciales y recuperar mejor las cuerdas. La línea de rápeles va por fuera del agua y las instalaciones son buenas, a base de químicos con anilla o bien unidos con cadena. Ésto es lo que pudimos observar en nuestro recorrido por la pared:


Esa línea no es la única posible. En la misma derecha orográfica hay otra más cercana al agua, aunque no sabemos cuántos rápeles la forman ni de qué longitudes: junto al chorro se ven los primeros químicos de un pasamanos cuyo final no se ve desde arriba. Y por último, por la izquierda orográfica, parece que puede descenderse la cascada en dos rápeles: el primero a instalar en una encina y el segundo en una reunión a base de químicos algo escondida, y desde la que se baja hasta el final por el activo. El rápel más largo por aquí sería de 60 metros aproximadamente.

Tenemos curiosidad. Si alguien lee esto y tiene más información de primera mano de esas otras líneas de descenso -número de rápeles, situación, longitudes...-, por favor, que deje un mensaje en este post o nos envíe un mail, y completaremos el croquis de aquí arriba. Gracias.

En lo que a nuestro descenso respecta, partimos de una primera reunión, monopunto, situada en una repisa a la derecha orográfica. En ella montamos un rápel de unos cinco metros, en diagonal, para ir a buscar la segunda reunión, en otra repisa algo más abajo y a la derecha. Desde aquí nos espera un rápel de 25-30 metros -puede que menos, pero es mejor pasarse que no llegar- hasta la siguiente reunión. 


Un alto en el camino hacia R3 para desenredar las cuerdas

La tercera reunión que utilizamos (R3 en el croquis) se encuentra colgada en un saliente por encima de la gran repisa central. Justo al lado, a su derecha, se encuentra otra reunión peor y más antigua, en la que puede colgarse nuestro compañero/a mientras espera su turno...


R3, a base de químicos con cadena, y a su lado la vieja R3a y su cuerda roída

Desde R3, nos descolgamos unos treinta metros hasta R4, una reunión colgada para dos personas máximo, formada por dos químicos unidos por cadena, y unos dos metros más abajo, un solitario químico con anilla (¿punto de espera para el compañero?). Por el camino, a mitad de cascada, se cruza una enorme repisa con tierra y vegetación. Invita a pararse ahí, pero no hay ninguna reunión, salvo un natural en los árboles de la derecha que no parece muy recomendable.


Anaïs superando la repisa, camino de R4


El último rápel es, sin duda, el más estético
Desde R4, ya sólo queda descolgarse unos cincuenta metros hasta la base de la cascada, en el rápel más estético y disfrutón de todos. Aún así, puede fraccionarse una vez más, ya que diez o quince metros por debajo de R4, hay una repisa húmeda y resbaladiza en la que encontraremos una última reunión, también a base de químicos. Si no fraccionamos, el sitio nos servirá para comprobar si las cuerdas llegan bien abajo o no. Ni siquiera caeremos dentro de la enorme badina, sino que llegaremos a una repisa en la que podremos soltarnos y recuperar cuerdas tranquilamente sin tener que bañarnos si no queremos. Algo que empieza a no apetecer.


Siguiendo la línea descrita no tuvimos ningún problema en la recuperación de las cuerdas, ni roces peligrosos. El descenso nos dejó muy buen sabor de boca, aunque eso sí: seguro que con la cascada seca, la cosa cambia. A programar, pues, después de lluvias.



Una vez abajo hay que girarse y admirar la cascada
¡La foto de recuerdo de rigor!



























Datos de interés

Población: Rupit (comarca de Osona, Barcelona)

Aproximación: Entrando en el pueblo de Rupit, superaremos un aparcamiento y giraremos a la derecha, cruzando un puente sobre la riera de Rupit. Dejaremos atrás las casas, y seguiremos por una pista asfaltada. Pasaremos dos bifurcaciones, que tomaremos siempre a la izquierda, y llegaremos a unos prados con espacio de sobras para aparcar. Dejaremos aquí el coche, y continuaremos a pie por la pista, bordeando los riscos y llegando al inicio de la cascada en apenas 10 minutos.

Si en lugar de en coche, hemos llegado en furgoneta, el lugar es perfecto para pasar la noche (es furgoperfecto, vamos...).


Prados en los que dejaremos nuestro vehículo, a apenas diez minutos del salto

Descenso: sólo el Salt de Sallent, de 1 a 2 h, en función del número de fraccionamientos que hagamos.


Riscos o cingles de Pujolràs, a la izquierda del salto
Retorno: El barranco tiene continuidad más allá del salto, pero nosotros no seguimos. A la izquierda orográfica de la badina de recepción tomaremos un sendero, poco trazado al principio pero muy claro a medida que avanzamos y que se mantiene próximo al pie de la pared. Tras unos minutos, llegaremos al camino mucho más marcado que viene del torrente de Gravet: lo seguiremos hacia la izquierda, y ascenderemos por una canal hasta lo alto de los riscos. El camino continúa, primero hasta un mirador, y luego hasta el punto de inicio del descenso. Tiempo: 30 a 45 min. hasta el coche.

Cuerdas: 2 x 60 m
 

SALTO D'O CIEGO

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Guara. La última vez que estuve allí, hace año y medio, nos abrieron el coche y nos robaron las mochilas con la ropa seca. Aquel día, a mí me robaron también las ganas de volver a una zona que, aparte de las cerraduras forzadas y los cristales rotos, en plena temporada también padece una gran masificación. Todavía recuerdo un domingo de abril en que, en la cabecera del Mascún, nos encontramos sesenta personas -¡sesenta!- haciendo cola en el Saltador de las Lañas...

Sin embargo, tarde o temprano vuelves al lugar del crimen. En plena temporada baja, y a pesar de las lluvias, Anaïs y yo decidimos pasar en la sierra este último fin de semana. La lluvia sólo nos dio tregua el domingo, y decidimos aprovecharlo haciendo un barranco. La zona escogida fue Vadiello, y el atípico descenso escogido, el Salto d'o Ciego (v5a1II), parte superior de la conocida Canal del Palomo: una gran vertical de 170 metros de desnivel y tan sólo 80 metros de longitud, en conglomerado y sin agua, abierta en octubre de 2009 y en la que hay instalados un total de siete rápeles de hasta 41 metros. El descenso es diferente, y para alguno de mis amigos, ni siquiera debería considerarse un barranco. Sin embargo, tiene unas vistas magníficas y es perfecto para disfrutar del vértigo. Diría que es apto sólo para amantes de lo extremadamente vertical.

¿Te apartas tú, o nos desviamos nosotros? Mejor nos desviamos...

Grandes vistas al alcanzar la cresta durante la aproximación
Aproximación: Desde el pueblo de Loporzano, próximo a Huesca, tomaremos la carretera HU-330 que lleva al embalse de Vadiello. Pasaremos los desvíos a Castilsabás y Santa Eulalia la Mayor, y nos adentraremos en el congosto que forma el río Guatizalema. Después del refugio de Peña Guara, en una curva a la derecha y tras pasar un puente, veremos una pequeño aparcamiento, donde dejaremos el coche. Desde aquí sale un sendero ascendente por la derecha. Seguiremos por él, ignoraremos un primer desvío a la izquierda (que luego será nuestro retorno) y llegaremos a la cresta, donde enlazaremos con un sendero mucho más marcado y seguiremos hacia la izquierda. El camino conduce a una canal por la que llegaremos, trepando en algunas ocasiones, hasta lo alto de los mallos. Una vez fuera de la canal, la vegetación se despeja. Cuando veamos a nuestra izquierda las montañas del otro lado del valle del Isarre, nos desviaremos hacia ese lado, buscando la vaguada que forma la cabecera de nuestro descenso. Está señalizado con hitos. La reseña marca un tiempo de acceso de una hora, pero nosotros no podemos corroborarlo porque... una vez en lo alto de los mallos, nos desorientamos y caminamos un rato más, hasta darnos cuenta del error.

En esa aproximación puede disfrutarse de las vistas sobre Vadiello, y también de la compañía de muchas, muchísimas cabras, que no siempre salen huyendo a nuestro paso.


Vadiello y la peña de San Cosme, con los barrancos de la Canaleta y de las Cuevas de la Reina

Descenso: Una vez en el inicio del barranco, la vaguada que tenemos delante no aparenta gran cosa, salvo por el patio que se intuye más abajo. Un primer rápel desde un árbol (5m) lleva hasta la reunión del segundo, en una repisa. Desde allí hay que rapelar 15 metros hasta la tercera reunión, esta sí, colgada. Como todas las demás del descenso, está formada únicamente por dos parabolts con chapa y anilla, por lo que en ellas no caben más de dos personas.


Anaïs bajando el segundo rápel, camino de la instalación colgada
 
La primera parte es menos aérea, pero ya se intuye el patio que nos espera más abajo

Con el tercer rápel, de 23 metros, se finaliza el primer salto del descenso, de unos 45 metros en total. Antes de continuar puede abandonarse por las fajas de la izquierda, que permiten volver a la parte superior de los mallos y al camino de acceso.

Siguiendo adelante, tras unos destrepes llegamos en seguida al gran circo, la parte más vertical. Está equipada para descenderse en cuatro rápeles de 18, 41, 32 y 36 metros, todos menos el primero con reuniones colgadas. 

Llegados a este punto escuchamos los primeros truenos, de manera que decidimos acelerar el paso y descender el salto en dos tiradas de sesenta y setenta metros aproximadamente, aunque para ello tuviéramos que bajar en simple. Al ser la línea de rápel practicamente rectilínea y sin péndulos, no tuvimos problemas de roces ni de recuperaciones.


Segunda y última tirada, volada y de 70 metros
Anaïs, saltándose R5 en busca de R6























  


Recuperando sin problemas
Aquí casi puede verse todo el descenso
























De esta manera, el descenso se nos hizo bastante rápido, y antes de darnos cuenta ya estábamos recuperando las cuerdas al pie del salto. En total, nos llevó aproximadamente una hora y media.

Al principio, el retorno es muy aéreo
Retorno: El descenso puede enlazarse con la Canal del Palomo. Si no lo hacemos, como fue nuestro caso, saldremos por las cornisas de la izquierda, equipadas con cable o línea de vida y algunos clavos. Más adelante, ya en terreno menos aéreo, sólo nos quedará seguir el sendero descendente que vuelve al camino de acceso, y por él al aparcamiento. 30 a 45 min.

Cuerdas: 2x45m para dos personas, prever más cuerdas si el grupo es más numeroso (en las reuniones colgadas sólo caben dos personas).


BARRANC DE DURRO INVERNAL

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El barranco de Durro (v3a2II) es un pequeño descenso del valle de Boí. Al ser evidente, al lado de la carretera que lleva al pueblo del mismo nombre, fue de los primeros de la zona en ser abierto. Sus tiempos son cortos, y sus cuatro rápeles de hasta 15 metros no dan dificultades, por lo que es un buen barranco para la iniciación. Didier y yo llevábamos ya varias semanas esperando a ver congelada su última cascada, con la intención de descenderlo en condiciones invernales, pero... no hay manera. Este año el invierno está siendo potente en el Pirineo de Lleida, y ya hemos perdido la cuenta de las nevadas que llevamos este mes. La última, de hecho, está cayendo mientras escribo estas líneas. Pero no está haciendo demasiado frío... y los barrancos todavía no se han congelado, por lo menos por aquí.

Hartos de esperar, este pasado fin de semana nos hemos metido igual. El resultado ha sido un pequeño pero algo extremo ejercicio. Con temperaturas bajo cero, entramos en un Durro cubierto de nieve, pero ni las cascadas ni mucho menos las pozas tenían apenas hielo. 


el primer rápel, completamente acuático
superando un pequeño caos nevado

es bonito, pero hace frío
 
llegando a la cabecera del segundo rápel
R2. Las captaciones de agua ya son visibles


el tercer rápel, completamente limpio de nieve y hielo

y el último rápel, el más bonito y casi directo al coche
foto de recuerdo de lo locos que estamos


























Datos prácticos



Aproximación: Desde Pont de Suert, saldremos en dirección Vielha y a unos dos kilómetros tomaremos la carretera L-500 en dirección a Barruera. Al llegar a esta población, pasaremos una gasolinera y giraremos a la derecha en dirección a Durro. Cruzaremos el río Noguera de Tor, y tras un par de curvas veremos a la derecha la cascada final del descenso. Hay espacio para aparcar. Dejaremos el coche aquí, y continuaremos a pie. La carretera asciende trazando zig-zags: en la segunda curva a la izquierda, tomaremos un sendero poco trazado que siguiendo recto, y perdiendo altura poco a poco, conduce al cauce.

Descenso: 1 h

Retorno: Inmediato. El último rápel nos dejará junto a la carretera y el coche.

Material: Cuerda 1x30 m más otra de socorro. En estas condiciones, no son necesarios piolet ni crampones.

BARRANCO FONDO O DE SAN CERNÍ

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Últimamente mi colega de Pont de Suert no dispone de mucho tiempo libre, de manera que estamos aprovechando para conocer algunos de esos barrancos casi desconocidos que tenemos cerca de casa. Actividades que te permiten estar en casa para comer y quedarte con la sensación de que has aprovechado el día. Hace un par de fines de semana le tocó el turno al barranco Fondo o de San Cerní (v4a1II), situado cerca de la población oscense de Calvera y del congosto de Obarra. Es un descenso breve, de entre una y dos horas, excavado en roca calcárea y sin más agua que dos o tres pozas completamente evitables. Recorre primero una gorga en la que se suceden resaltes y pasillos con un par de rápeles de hasta 10 metros, y a continuación se adentra en una zona más estrecha y vertical, con tres rápeles seguidos de 22, 48 y 27 metros que dan color al descenso. Nos pareció interesante.


Descolgándome desde la reunión del R22m
R22m, visto desde abajo























Balcón de salida del R48m
R48m, el rápel más alto del descenso

 
El R27m que pone punto y final al descenso
Didi tenía el día artístico
























TORRENT DE LES CAVORQUES

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A principios de la semana pasada, un frente barrió Cataluña dejando precipitaciones generosas en la zona de la Vall d'en Bas (Gerona). Para el domingo, David y yo decidimos aprovechar el agua que aún quedara en la zona bajando algo con un mínimo de entidad. Escogimos el Sallent de Cavorques (v5a1II), una gran vertical cuya parte inferior ya había probado hacía años, pero cuya repetición, esta vez integral, me rondaba por la cabeza desde hacía un tiempo... y pudimos disfrutarla con agua corriente.

El descenso consta de dos partes separadas por un tramo de cauce abierto y boscoso. La primera se inicia en un cauce poco excavado que, tras varios resaltes, se inclina y formando una especie de escalera gigante, nos deja tres rápeles de 25, 47 y 50 metros. 

Primeros pasos dentro del barranco
El segundo rápel, de 47 metros























Tercer y último rápel de la primera parte: 50 metros escalonados

Después del tercero, varias rampas y un tramo de bosque sin interés -que nosotros evitamos- conduce a la segunda parte del descenso, más vertical y técnica. Consiste, básicamente, en descender una cascada de aproximadamente cien metros fraccionándola en tres rápeles. Las reuniones segunda y tercera se encuentran colgadas.

David montando el rápel de 15 metros de salida al vacío, con el Salt de Sallent a sus espaldas

Segundo fraccionamiento de la vertical, de 45 metros

Un último rápel de 40 metros nos deja en el suelo
R40 m visto desde abajo





 




















Descendida la gran cascada, otro rápel, de 45 metros, nos deja al pie del Salt de Sallent, que en esta ocasión mostraba una tentadora cortina de agua. Al verlo desde arriba, habíamos estado a punto de cambiar de cascada y bajarla en lugar del Cavorques...
 
R 45 m
David, bajo el Salt de Sallent













 










Después de la unión de los caudales de las dos verticales llegamos al Gorg del Diable, en el que hay que hacer un último rápel (30 m) para finalizar el descenso. Buen fin de fiesta, teniendo en cuenta que este punto llevaba un caudal bastante más alegre.

Caudal alegre que no da problemas pero queda bien en las fotos

 
Una buena jornada, con un descenso poco conocido pero muy interesante. Imprescindible para los amantes de la verticalidad.



Datos de interés

Acceso desde: Vidrà (La Garrotxa, Gerona)

Último rápel del descenso
Aproximación: Desde Vidrà, cruzaremos el pueblo y saldremos de él pasando junto a una empresa maderera, por una pista asfaltada que conduce a Sant Privat d'en Bas. Bordearemos el núcleo de Ciuret, y al poco, en una curva muy pronunciada a la izquierda, tomaremos un desvío a la derecha. Continuaremos ahora por tierra hasta el collado de Ciuret, y en él encontraremos una bifurcación, en la que continuaremos por la derecha. La pista desciende y aparece una nueva bifurcación, en la que tomaremos la pista izquierda en dirección a Sallent. Si conseguimos llegar con el coche al acceso a este último núcleo -apenas dos casas-, aparcaremos aquí y seguiremos la pista a pie. Al llegar al río, lo cruzaremos y hacia la derecha seguiremos un sendero por el que cruzaremos el bosque y acabaremos llegando a unos prados. Buscaremos la vaguada que hay al otro lado, y por entre el bosque accederemos al descenso, apenas un pequeño torrente en sus inicios. (45 min - 1 h)

Del collado de Ciuret a Sallent, la pista está en bastante mal estado, aunque un turismo puede recorrerla si se conduce con cuidado. Como alternativa, puede accederse por Sant Privat d'en Bas (ver reseña del Salt de Sallent) y subir por el camino de las escaleras hasta el inicio de la parte inferior, para luego enlazar con el acceso a la parte superior.

Descenso: 3 h aprox.

Retorno: Después del último rápel y algunos resaltes, tomaremos el camino de las escaleras a nuestra izquierda. Accederemos a la parte alta de la pared, y una vez arriba seguiremos hasta Sallent y el coche. 45 min.

Cuerdas: 2 x 50 m



CÓRCEGA 2013, TENTATIVA INACABADA

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Embarcando rumbo a Córcega
Veintitrés de marzo, ocho y media de la tarde. El zumbido de los motores aumenta, señal de que se acerca el momento de zarpar. Media hora después, el ferry abandona Toulon y se pone en movimiento camino de Córcega. Todo es de una oscuridad profunda, total y casi absoluta: las aguas que surcamos, la noche que atravesamos... Tan sólo algunos puntos de luz, en la lejanía, atenúan esa insondable oscuridad.

Natxo, degustando la cerveza local
A las ocho de la mañana atracamos en el puerto de Bastia. El cielo corso nos recibe con un manto de nubes negras y una lluvia intermitente, y somos conscientes de que los planes difícilmente se desarrollarán según lo previsto. Pero aún así, lo vamos a intentar: ¡aquí hemos venido a divertirnos, y nos vamos a divertir a toda costa! 

Finalmente volveremos a casa con tres descensos realizados y algún intento fallido, después de comprobar que los caudales de todos los barrancos eran muy elevados a causa de unas lluvias que duraban ya varias semanas. Para rellenar los huecos que dejaron los barrancos no descendidos, nos dedicamos a otras tareas, como los juegos de mesa, la escalada y la degustación de la cerveza local.

 
Las agujas del collado de Bavela o Bavedda, todavía con nieve

Curiosa fusión de los ambientes rural y marino

Nuestras mochilas, esperando el momento de salir  hacia algún barranco


DESCENSOS REALIZADOS

- Ruisseau de Purcaraccia. Realizado en un día frío, con lluvia a ratos y el agua helada. Un clásico, para mí, sobrevalorado.
- Ruisseau de Dardu. Gran sorpresa. Si vuelvo a la isla no lo repetiré, porque jamás lo encontraré en mejores condiciones de caudal que esta vez.
- Ruisseau de Foce. Anodino con toda seguridad en condiciones normales, pero con el caudal que encontramos... espectacular! Lástima de la niebla y los seis grados de temperatura.

Purcaraccia
Dardu espectacular

Aguas vivas en el Foce


LA EXPERIENCIA

Todo viaje es una experiencia, y es también un viaje interior. Alguien me dijo hace poco que los barrancos me podían. Me conoce menos de lo que cree. Porque si bien para mí son importantes los descensos que hago, lo es más con quien los hago. Y el resultado de este viaje ha sido excepcional, no por los momentos de adrenalina vividos dentro de los barrancos, sino por la calidez de la amistad disfrutada dentro y fuera de ellos. Gracias, amigos.
 
Rats team!


RUISSEAU DE PURCARACCIA

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Córcega. Antes de ir, oía el nombre de la isla y me venían a la mente imágenes de playas, de sol, de pozas verde esmeralda. Casi podía sentir el calor. Ya no.

Fue desembarcar del ferry en Bastia, y tomar la carretera que resigue la costa este de la isla para dirigirnos lo más rápido posible hacia Solenzara. Una vez allí, ascendimos en dirección al collado de Bavela, sin quitar un ojo del cielo, y nos dirigimos al primer objetivo del viaje, el Ruisseau de Purcaraccia (v4a3I). Con una meteorología tan mala, la intención era asegurarnos alguno de los descensos mejor valorados de la isla sin jugárnosla demasiado, y éste era perfecto por su carácter abierto, que nos permitiría escapar si la cosa no pintaba bien. Obviamente, gracias al fresco que hacía y la lluvia que caía a ratos disfrutamos del descenso en una fria soledad.

El descenso tiene algún que otro tobogán divertido y cuatro o cinco rápeles, dos de ellos de 40-45 metros. Sin embargo, no tiene mucho más... Aunque nos saltamos el primer rápel reseñado, siendo un grupo de siete personas y yendo sin prisa lo bajamos en apenas 1h 45 minutos o menos. El entorno es muy bonito, pero el descenso es corto, muy abierto y escasamente deportivo. El conjunto, para mí, no se merece la nota de 3.6 que actualmente le dan los usuarios de la web francesa descente-canyon. Me parece sobrevalorado.
 
Éste es uno de los primeros toboganes del descenso:

Haciendo el tonto en uno de los primeros toboganes.

Enseguida llega el primero de los rápeles largos, de 45 metros. El buen caudal que llevaba el descenso añadía en este punto algo de carácter, aunque el cruce de vena que generaba se superaba sin mayores complicaciones.

Rápel de 45 metros, como se ve, con un buen caudal.

La vena rebota y cambia de dirección...
...y hay que cruzarla para llegar abajo.

R45 m, visto desde abajo.

Después de esto hicimos algun rápel corto, algún salto y varios toboganes antes de llegar al siguiente paso vertical.

Con un cielo azul, seguro que es más estético
Saltito previo a la cascada de 40 metros

La cascada de 40 metros puede descenderse del tirón, por la derecha orográfica, o bien fraccionarse en la repisa intermedia. Nosotros escogimos esta última opción, más interesante.

R40: David accediendo al fraccionamiento
Segunda tirada de la cascada, muy limpia

R 40 m, fraccionado en dos























Superada esta cascada, con un último rápel de aproximadamente siete metros pusimos punto final al descenso.

Un último rápel, corto pero peleón
 
Fotos: Bernat Castells, David Sánchez, Xavi Guerrero

RUISSEAU DE DARDU

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Siempre me han gustado los descensos que acaban en el mar. Mortitx, Codula Fuili, Bacu Padente, Pareis... Saltamos, destrepamos, rapelamos sin pausa... y de repente, en una perfecta metáfora de la vida, las paredes se abren a la serena inmensidad del mar y nuestro recorrido se acaba. El agua dulce se torna salada como las lágrimas, y ya no se puede ir más allá. Sólo nos queda mirar atrás y estar seguros de haber disfrutado al máximo mientras pudimos. Claro que, si no es así, el barranco siempre puede repetirse... La vida no.

Estos días pasados en Córcega me han permitido añadir otra playa a mis recuerdos: la que ve morir al Ruisseau de Dardu (v3a2III). El descenso, uno de los clásicos de la isla, está excavado en granito rosa y normalmente lleva un caudal más bien escaso. Y digo normalmente, porque nosotros tuvimos la suerte de disfrutarlo con un buen caudal que lo hizo más deportivo e interesante. Habiéndolo encontrado en unas condiciones tan perfectas, si vuelvo a Córcega no creo que lo repita. Conservando tan grato recuerdo, ¿para qué estropearlo?


El primer rápel, nada más entrar en el cauce
El descenso empieza al otro lado del muro de una represa situada junto a la carretera, y a la que se accede facilmente. La encontramos totalmente abierta, así que las aguas del barranco fueron sólo para nosotros. Tras ella espera un rápel de treinta metros, equipado por fuera del agua, con el que empezar la fiesta.

Después un breve tramo de marcha lleva hasta la cascada más espectacular del descenso. En un encajamiento, el agua se precipita por encima de un caos de bloques hueco por debajo, creando una cortina -si el caudal es suficiente- de derecha a izquierda. Aquí podemos escoger por dónde bajar. A nuestra izquierda, podemos destrepar hasta situarnos encima del caos de bloques, y en la pared encontraremos una reunión desde la que nos descolgaremos, en seco, por un agujero hasta el suelo. A la derecha, por contra, un primer rápel de quince metros nos deja en otra reunión desde la que rapelar treinta y cinco metros hasta el fondo y junto al chorro. Nosotros no tuvimos ninguna duda, y bajamos por la derecha, la opción más espectacular e interesante (con caudal, claro). El rapel es limpio.

Bernat, llegando al rápel de 35 metros que nos dejará en el fondo

Al principio, bajaremos por el agua...
...y puede que traguemos algo


David, a punto de entrar en el chorro


Vista desde el interior del rápel
La cortina de agua, impresionante, da en la otra pared

Sólo un pequeño rápel de siete metros nos separa del siguiente paso interesante: otro caos de bloques, que superaremos por debajo mediante dos rápeles de quince y dieciséis metros.

El rápel de siete metros
El rápel de salida de este segundo caos
























Enseguida haremos otro rápel, de diecisiete metros, que puede dejarse a mitad para saltar desde allí. La lástima es que tras él el descenso pierde continuidad, y los rápeles, saltos o toboganes pasan a estar separados por pequeños tramos de marcha. En esta parte encontraremos un tobogán ancho y algo irregular, aunque divertido, de diecisiete metros.
 
Rápeles sencillos, pero con buen caudal

Saltando desde la mitad del rápel
María en el tobogán de diecisiete metros





 
Otro rápel corto, pero a gestionar con atención con este caudal


Nos quedarán varios rápeles sencillos antes de llegar al final, pero todavía haremos un último paso interesante: un rápel estrecho, con recepción agitada y salida a través de unos bloques -no sifonados-.

El rápel, descendido por un servidor...
...y su recepción, con Bernat colándose bajo el bloque

Y no queda mucho más... excepto recorrer, tras llegar al ruisseau des Roches Bleues, los veinte minutos que nos separan de la playa, darnos un baño en el mar y sentarnos sobre una roca a disfrutar durante unos instantes de la vista. Y de la vida.

Las ratas reunidas, un momento para el recuerdo

   
Datos de interés

Aproximación: Desde la población de Piana, saldremos por la carretera D81 en dirección a Porto, pero no iremos muy lejos. A un kilómetro y medio, más o menos, y en una curva a la derecha, a nuestra izquierda veremos el cauce excavado y el muro de una represa. El descenso empieza aquí, aunque tendremos que seguir unos metros más para aparcar el coche en un apartadero en el que no moleste. El acceso es inmediato.

Descenso: 4 horas

Retorno: El descenso, deportivamente hablando, acaba en la confluencia con el torrente de Roches Bleues, que entra por nuestra derecha. Aquí encontraremos unos hitos de piedra que remontan ese torrente por su izquierda orográfica primero, y luego cruzan a su derecha para ascender hasta la carretera, desde la que volveremos al coche (1 hora).

Material: cuerdas 2 x 40 m (rápel más largo, 35 metros)

Observaciones: Al llegar al final del tramo deportivo, para llegar a la playa debe continuarse río abajo unos veinte minutos más. No hay más rápeles, sólo destrepes. Una vez en el mar, cabe la posibilidad de salir a nado, hacia la izquierda, y llegar a la playa de Ficaghjola en una hora a nado.


Fotos: David Sánchez, Bernat Castells, Xavi Guerrero

RUISSEAU DE FOCE

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Córcega. Después de descender el ruisseau de Dardu volvimos a nuestro apartamento, jugamos unas partidas de Catán, cenamos y nos fuimos a dormir. El sonido de la lluvia me despertó un par de veces, tras las cuales intenté dormirme de nuevo sabiendo que la jornada siguiente poco podríamos hacer. Y asi fue: tanteamos un par de descensos en teoría fáciles, y después de ver lo fuertes que iban, acabamos dejando el día en blanco antes de volver a ponernos el neopreno.

Se nos acababa el tiempo, y el penúltimo día en la isla, después de repasarnos la guía de descensos, escogimos un barranco teóricamente sencillo, esperando tener más suerte: el ruisseau de Foce (v3a1II). Un barranco que no prometía gran cosa de entrada, pero que era mejor que nada. Nos pusimos en marcha, y para acabar de arreglarlo, cuando llegamos al aparcamiento de acceso la niebla era espesa, y el termómetro marcaba seis grados... ¡pero no por eso nos íbamos a desanimar! Nadie dijo que esto fuera fácil. En unos minutos, mejoró la visibilidad y nos metimos en el agua.

Aspecto del punto en el que entramos, al llegar

Primera cascada, y primer salto
Entramos más arriba de lo normal, por lo que caminamos un rato por río abierto y rodeado de bosque. Luego llegamos al tramo equipado, y comprobamos que lo que en condiciones normales debe ser un torrente con poco interés, llevaba un caudal muy alto que lo hacía mucho más interesante.





El primer paso propiamente dicho del descenso es una cascada de unos cinco metros, evitable, pero que nosotros pudimos saltar. Le siguen un par de destrepes, y tras ellos viene el primer rápel del barranco, de once metros y estrecho. Aquí vimos el agua que bajaba y lo canalizada que iba, y supimos que el descenso iba a ser mejor de lo previsto. Aún así, ésta y el resto de las dificultades son evitables, porque el torrente es bastante abierto en general.



   
R 11 m, manteniendo los pies fuera del caño
R 11 m, con una recepción agitada
























Luego vendrán otros rápeles cortos, de 7 y 11 metros, además de varios destrepes e incluso algunos saltos. Todo ello muy espumoso, aunque sin peligro por tratarse de cascadas abiertas y con pozas de recepción poco profundas.

R 7 m
R 7 m







R 11 m
Otro saltito, esta vez de unos cuatro metros






La espuma hace más interesantes los destrepes
¡Más saltos! Este de unos 6 metros

































































 

Un último destrepe conduce al rápel más alto del descenso, de treinta y dos metros, que será el que ponga punto y final al descenso. Es el paso más interesante del barranco, y... es justo el que no hicimos. Porque al llegar a la reunión de cabecera y ver lo que nos esperaba abajo, decidimos no arriesgar y escapamos sin bajarlo. La tirada del rápel obligaba a meterse de lleno en la vena para cruzarla, y bajaba muy fuerte, así que lo dejamos correr. Mejor no tentar la suerte.

R 32 m desde la reunión de salida. ¿Demasiado gordo lo que nos espera ahí abajo?

Trepando por la izquierda, salimos a la cresta desde la que enlazamos con el camino de retorno. Y suerte que estaba pisado, porque de lo contrario, orientarse hubiera sido algo difícil. Otra vez entre la niebla y el frío, volvimos al coche y, aunque sufriendo un poco, nos anotamos otro tanto. El último en la isla.


Ratas en la niebla, de vuelta al coche
 
Fotos: David Sánchez, Xavi Guerrero
 

SALLENT DE LA COROMINA DE FALGARS

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A mediados de enero estuve en la zona del Collsacabra y la Vall d'en Bas, a caballo entre las provincias de Barcelona y Girona. La intención era pasar unos días allí y bajar algunas de las muchas verticales que salvan los cingles (riscos) de esas tierras, pero mi destino era otro. El invierno apareció de pronto con una crudeza inesperada, y el material se quedó en el maletero esperando tiempos mejores, mientras dedicaba aquellos días extraños al turismo, la familia y el cine.

La cascada, vista desde la pista
Como ni el invierno ni el frío son eternos, tarde o temprano había que retomar los planes donde se quedaron... y este sábado volví a aquel escenario, esta vez bajo un sol espléndido. De entre los posibles, escogimos descender el Sallent de la Coromina de Falgars (v4a2II), el descenso más interesante a priori de un sector en el que no había descendido nada hasta ahora.

Más que un barranco, estamos ante una bonita cascada de un centenar de metros, fraccionada en tres rápeles, precedida por un breve pasillo de acceso y sin continuidad tras ella en lo deportivo. El caudal en la vertical es evaluable desde la misma pista de acceso, que pasa muy cerca del precipicio.

En sus inicios, a pocos metros de la pista que lleva al núcleo de Falgars d'en Bas, el río atraviesa un breve estrecho, que tras un resalte se abre al vacío y nos deja en la cabecera de la gran cascada. La salida al vacío, algo expuesta, nos hará rapelar primero por fuera del agua, pero los caprichos de la roca harán que bajemos más de la mitad del rápel por la cascada. Ojo pues, si el caudal es elevado.


Iniciando el primer rápel de la vertical, de unos sesenta y cinco metros







Tragando agua al final del rápel de 65 m
La cascada, vista desde abajo


Último rápel del descenso

Tras un primer rápel de 65 metros hasta una repisa, otro de 20 metros pondrá fin a la cascada, y un último de 12 metros nos sacará definitivamente de la verticalidad. Antes de abandonar el río, sin embargo, aún tendremos que realizar varios destrepes, y superar unas rampas mediante un rápel de 32 metros. 

Tras un caos de rocas, encontraremos a nuestra izquierda el sendero que nos devolverá a la pista de Falgars d'en Bas, aunque al otro lado de este pequeño pueblo.

¿Conclusiones? Descenso para los amantes de las grandes cascadas, que además es combinable en una jornada con cualquiera de las verticales vecinas por distancia y horarios. A realizar sobre todo después de lluvias, aunque asegurándonos de que el caudal no es excesivo en la vertical.




BARRANC DE VIU DE LLEVATA

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El invierno 2012-2013 ha sido pródigo en nevadas, cuando menos en el Pirineo de Lleida. Eso ha hecho que los barranquistas nos frotemos las manos y esperemos impacientes el deshielo, pero también obliga a ser prudentes y tener en cuenta que, ahora mismo, todo lleva bastante más agua que el año pasado por estas fechas. Los barrancos no entienden de calendarios y aquello de "a partir de tal fecha ya se puede bajar" no siempre es cierto.

Uno de los primeros toboganes
Hace dos fines de semana, David y Manu se acercaron a Pont de Suert con la intención de barranquear conmigo y con Didier. Viendo como van muchos barrancos de la zona se hacía difícil escoger, puesto que la mayoría no están ni mucho menos equipados para ser descendidos en condiciones de aguas vivas. Después de valorar varios descensos, optamos por un Viu de Llevata crecidito.

Los primeros resaltes, todo bien. Agua y la espuma justa, se notaba que las recepciones generaban movimientos, absorbían un poco pero se salía sin problemas.

Enseguida llegamos a una poza que en condiciones normales no supone más que un pequeño salto. Con este caudal, sin embargo, la poza se convierte en uno de los puntos más delicados del descenso. Y llegó el susto.

La poza forma una S, en la que la cascada que vierte a la misma entra por la izquierda pero la salida se encuentra a la derecha. El conjunto generaba un potente remolino asociado al rebufo que formaba la cascada. Llegué de primero, leí correctamente los movimientos y, sin darle mayor importancia, salté al centro y braceé para tomar la vena de salida. Entré en ella y gané el borde de la poza. Sin embargo, cuando buscaba a donde agarrarme para salir de ella -los bordes son lisos y resbaladizos-, noté como algo tiraba de mí hacia atrás, lenta pero poderosamente. En un exceso de confianza e infravalorando la potencia del remolino, había saltado con la mochila a la espalda. ¡Gran error! La corriente me llevaba directo al chorro y su rebufo. Antes de llegar a él, me impulsé con los pies contra la pared para esquivarlo y tomar la vena de salida, pero lastrado por la mochila, volví a fallar y me ví de vuelta al rebufo. Consciente del error, me agarré con una mano a un saliente mientras, con la otra, me desabrochaba a toda prisa los tres cierres que mantenían la mochila en mi espalda. Les dí unos gritos a los de arriba y me paré a descansar. Los compañeros, viéndome en apuros, me lanzaron desde arriba la cuerda de kayak. En primera instancia me sirvió para sujetarme de forma más firme, ya que me mantenía sujeto al saliente de roca con apenas unos dedos. Sin embargo, al poco empecé a notar como el sobrante de cuerda empezaba a enredarse entre mis piernas. La cosa se ponía fea.... Finalmente, Didier saltó en plancha -y sin mochila-, ganó la salida de la poza sin problemas y, desde allí, me lanzó una cuerda y me pescó. Tardé una eternidad en desenredarme la cuerda de kayak de las piernas.

La marmita problemática. El ángulo desde el que
está hecha la foto hace que parezca alargada,
pero no lo es.
Bajando asegurado hasta un saliente desde el que
saltar al agua.

























Bajas el Freissinières y aunque lleve caudal normal vas concentrado, porque claro, es el Freissinières... Sin embargo, vas al Viu, que lo has bajado tantas veces, y te confías. Lección aprendida.

Tomada conciencia de las condiciones en las que bajaba el barranco, seguimos progresando riéndonos un poco menos y prestando un poco más de atención. El Viu de Llevata tiene pasillos largos y estrechos que canalizan fuertemente el caudal, y resaltes y toboganes que, en estas condiciones, exigen cuerda y prudencia.


Pasillo lleno de espuma pero sin dificultad
Con este caudal, cuesta reconocer muchos pasos
























Ciertamente, la mayoría de los rápeles no tienen recepciones problemáticas, pero la cuestión está en rapelar a través de cascadas con mucho caudal.

Espuma...
Más espuma...


Rápel por fuera del activo: atención a las ramas sobre
el bloque empotrado
El mismo rápel


Tras el tramo abierto intermedio, un saltito y el descenso se volvió a encajar. El paso conocido por algunos de la zona como "corre, corre, salta" -un falso tobogán por su mala recepción- estaba irreconocible, y obligaba a bajarlo con cuerdas, evitando una vena muy potente y una enorme seta en la recepción.


También hay tiempo para saltar y divertirse
El falso tobogán, impresionante

Algún que otro pasillo más, y llegamos al "Tarzán", un paso consistente en un rápel a través de una cascada acanalada y con giro a la izquierda que finaliza en una poza grande y redonda, con una salida estrecha. Viendo que aquí también podíamos tener problemas, utilizamos la reunión que permite bajar por fuera del agua y de su poza de recepción.


Más pasillos espumosos
El "Tarzán", descendido por fuera

Superado esto, poco después ya estábamos fuera del barranco, vestidos y camino de una más que merecida comida en la que comentar la jugada:

Viu de Llevata from barranquistas on Vimeo.

Sobre la descripción del acceso y del retorno, véase esta piada anterior.

NOTA

Edito la entrada para añadir que, al día siguiente de nuestro descenso, los bomberos del GRAE de la Generalitat tuvieron que rescatar un barranquista del mismo barranco con un tobillo roto. Tened cuidado ahí fuera...

BARRANCO DE LLAUSET INFERIOR

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El Llauset inferior es un buen recurso cuando todo va pasado en la Ribagorza. Al estar regulado por el embalse de Llauset y el azud de Morelló, su caudal es habitualmente normal. Y además, es muy fácil de evaluar, simplemente echando un vistazo al río a su paso junto a la carretera N-230. Al día siguiente de nuestro descenso del Viu de Llevata, parecía una buena opción para rematar el fin de semana sin demasiadas complicaciones.

Ya he reseñado el descenso varias veces en este blog, de forma que procuraré no repetirme... Dejaré simplemente unas fotos de la ocasión.

el primer rápel















Con las últimas crecidas del río, se ha destapado el ojo de la presa que permanecía ciego (el derecho visto desde abajo), por lo que ahora el caudal se reparte entre ambos aliviaderos en este último paso.


la foto de equipo de rigor
La descripción más detallada del descenso, su acceso y su retorno pueden encontrarse aquí.


BARRANC DE L'OLLA DE MEL

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nuestro descenso, desde el merendero del santuario de Gresolet
El año pasado, y de forma previa a la celebración del  encuentro Espeleocanyons 2012 en Bagà (Barcelona), sus organizadores entablaron conversaciones con la dirección del Parque Natural del Cadí-Moixeró para establecer una regulación de los barrancos situados dentro de sus límites, barrancos que hasta entonces estaban prohibidos. Gracias a ese trabajo, hoy vuelven a estar a nuestro alcance algunos descensos bastante interesantes que por culpa de la prohibición habían quedado en el olvido. Es el caso de los tres barrancos secos que, con orientación sur, caen desde lo alto de los riscos o cingles de Gresolet: Bassotes, Paller y Olla de Mel. Hasta el encuentro de 2012 y la publicación del mapa Espeleo&Canyons, Canyons i cavitats de l'Alt Berguedà 1:50.000 (Ed. Piolet, 2012), sólo el primero de ellos había sido publicado; de los otros dos, no había ningún tipo de información disponible.

El Olla de Mel es una grieta cortada a cuchillo en un queso calcáreo. Muy evidente desde abajo y nada desde arriba, salva un gran desnivel en ocho rápeles muy seguidos, sin espacios intermedios. La morfología de este desconocido, con su encajamiento, sus pasillos de tan sólo un par de metros de ancho e incluso un puente de roca, sorprende agradablemente.


Después de acceder a sus escondidos inicios, un primer rápel de 15 metros nos llevará al interior de la garganta. Acto seguido, otro de seis metros nos dejará en un estrecho pasillo, flanqueado por altas paredes.



























Sin pausa, encadenaremos dos rápeles más, de tres y catorce metros, intuyendo ya más abajo el enorme puente de roca que atravesaremos a continuación.



























Un pequeño destrepe nos llevará al corazón del puente de roca. Aquí el cauce hace un giro a la izquierda. Montaremos un rápel de trece metros que nos dejará en una sala.

en el interior del puente de roca





















De nuevo, el cauce vuelve a encerrarse en un estrecho pasillo, y al mismo tiempo, empieza a ganar cada vez más verticalidad. Tras una rampa, haremos dos rápeles de veinticinco y veintiséis metros...



























 
ojo con la caída de piedras en el último rápel
... y saldremos a la luz. La garganta se nos acaba de golpe, pero aún estamos a cincuenta metros del suelo. Con un último rápel de esa longitud, descenderemos una placa vertical y llegaremos al pie de la pared, final de nuestro descenso. Mucho cuidado aquí con la caída de piedras desde lo alto: la repisa que queda a unos cinco-diez metros por debajo de la instalación está llena de piedras sueltas, por lo que es necesario quitarse de en medio y salir del pie del rápel mientras descienden nuestros compañeros o al recuperar.




Datos de interés

Aproximación (dos coches): Desde Bagà, debe cogerse la estrecha carretera que lleva al núcleo de Gisclareny. Sin entrar en él, seguiremos por esta carretera hasta su final, y continuaremos por la pista sin asfaltar que la continúa. Después de serpentear y ganar altura, llegaremos a un collado -el Coll de la Bauma- en el que encontraremos una bifurcación. Aquí torceremos a la izquierda en dirección a Saldes, y descenderemos haciendo varias lazadas hasta llegar al Santuario de Gresolet y su merendero. Dejaremos aquí el primer coche, y con el segundo volveremos atrás, hasta el Coll de la Bauma, para desde allí continuar hacia la izquierda, pista arriba. Saldremos a una zona de prados, y tras superar una loma, aproximadamente a dos kilómetros desde el collado de la Bauma, veremos a la izquierda la vaguada que forma nuestro barranco. Aparcaremos donde no moleste y bajaremos hasta el cauce. Llegaremos a una zona muy vestida, que evitaremos por la izquierda, cogiendo algo de altura y llegando ya cerca del borde de los riscos. Divisaremos un embudo a nuestra izquierda: por ahí no es. Al contrario, bajaremos hacia a la derecha, cruzaremos un claro y continuaremos recto, hasta encontrar una pequeña canal por la que entraremos en nuestro bien escondido barranco (aprox. 15 min.).

El acceso en coche puede hacerse también desde Saldes, tomando la pista a Gresolet que sale desde la misma carretera B-400.

Retorno: Tras el último rápel, bajaremos bosque a través, tendiendo poco a poco hacia la derecha, hasta encontrar un sendero que nos llevará hasta la pista, y de ahí al primer coche (aprox. 20 min.).

BARRANC DE GURP

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Hay muchos descensos clásicos que me quedan cerca de casa pero que, no se bien por qué, no visito nunca. Quizás sea porque fueron los barrancos con los que empecé en este mundillo, y ahora ya ni pienso en ellos... El caso es que, hace dos fines de semana, subieron unos amigos a casa con la intención de hacer barrancos, y después de pensar un poco y echar un vistazo a las guías, decidimos hacer una visita a dos vecinos muy conocidos, pero que no frecuentamos. ¡De hecho, alguno del grupo todavía no había hecho ninguno de los dos! El sábado optamos por el barranc de Gurp o de la Mata (v3a3II), y el domingo nos acercamos al barranc de l'Infern (v3a3III), ambos por estas fechas en unas condiciones de caudal perfectas. Al grupo se unió Harkaitz, con el que no coincidíamos desde el viaje a Ossola del verano pasado, una amiga suya, e Israel, mi colega sevillano. La familia rata crece por momentos.

El descenso se inicia con un tramo de lecho excavado que presenta un pequeño rápel y un par de toboganes, y que finaliza con un rápel de quince metros.

uno de los primeros toboganes
el rápel de 15m que anuncia la llegada de lo interesante

Tras este rápel, el cauce traza una ese bajo unos impresionantes pliegues de roca y atraviesa un enorme puente de roca, para llegar después a un rápel de unos veintisiete metros (fraccionable 20+5 aprox.) con una marmita intermedia. Ésta es posiblemente la parte más bonita del barranco, sobre todo para los amantes de la geología.

pasando bajo el enorme arco de roca
la cascada con marmita intermedia, que fraccionamos


Bernat, el rápel y su marmita intermedia, vistos desde arriba

A partir de aquí el descenso se adentra en una gorga y las paredes se elevan. Haremos un rápel de quince metros bajo un bloque empotrado...



...y superaremos algunos bloques, para llegar finalmente a la conocida como zona de las "banyeretes" (bañeritas): un pasillo estrecho y de roca pulida de carácter mucho más acuático que lo recorrido hasta ahora. 


destrepando en una zona de bloques
el inicio de la zona estrecha y pulida de las banyeretes



sorteando un resalte con recepción desconocida
los pasillos esconden algún que otro pequeño rápel

En este tramo, el agua se concentra y hay que ir con cuidado en caso de que el caudal sea elevado, ya que no siempre puede evitarse. Aquí ha tenido lugar algún accidente mortal. 




los rápeles de esta zona no superan los 5 m
uno de los últimos resaltes del descenso

En su conjunto, es un barranco de escasa dificultad pero interesante si se coge con el caudal adecuado, con mucha continuidad y rincones bonitos.


Datos de interés

Aproximación: Desde Tremp, tomaremos la carretera N-260 en dirección a la Pobla de Segur, y en breve nos desviaremos a la izquierda en dirección a Talarn y la Academia General Básica de Suboficiales del Ejército (AGBS). Pasaremos de largo el primero, cruzaremos el antiguo cuerpo de guardia de la academia -hoy día ya no es necesario superar ningún control militar- y seguiremos hasta el pueblo de Gurp. Lo atravesaremos, y en una placita al final del mismo dejaremos el coche. Desde allí, tomaremos un camino que después de cruzar un afluente -el torrent del Molí-, conduce a la entrada de nuestro barranco, bien señalizada (30 minutos).

Descenso: De 2h a 2h 30 min.

Retorno: Tras los últimos resaltes, el barranco se abre. Por la derecha encontraremos un camino evidente que nos llevará de vuelta al pueblo (30 minutos).

Material: 2x30 m


BARRANC DE L'INFERN

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La belleza se esconde en las cosas mundanas, en los rincones de nuestra vida cotidiana. Está en ese árbol que crece solitario en medio del prado bajo el sol del atardecer, y que pasa inadvertido mientras avanzamos veloces por la carretera. Está en esa canción de un grupo que no conoces, que suena en una emisora que nunca escuchas. Y en nuestro mundo, está en esos rayos de sol que se cuelan entre las estrechas paredes de un barranco que está a media hora de casa, pero que buscas en los Alpes y otros destinos cada vez más lejanos.

Mi primer barranco fue el Infern, en la Pobla de Segur (Lleida). Hace un par de años volví a él, temiendo descubrir que el buen recuerdo que tenía de él había sido exagerado por el tiempo... y respiré aliviado al comprobar que era tan bonito como lo recordaba. Finalmente, hace un par de fines de semana volví de nuevo al barranco con mis amigos, y tuvimos la inmensa suerte de disfrutarlo con un caudal inmejorable, la luz adecuada y en casi total soledad. Gracias a eso, la impresión que nos llevamos todos de esta pequeña joya fue tan buena que decidimos no hacer el barranc de Sant Pere, que teníamos previsto bajar a continuación, para no estropearlo. Llamadme exagerado, o quizás aquel día estaba inspirado, pero... belleza en grado máximo, algo casi inesperado en un barranco comercial y en domingo.

El descenso empieza con un rápel de unos seis metros, y tras él, un pasillo con varios resaltes.

primer rápel, en una zona seca en verano
resaltes antes de la cueva

Enseguida se llega a la zona más bonita del recorrido: la cueva. En este barranco explotado por las empresas, el paso está hiperequipado, con una reunión que nos permite bajar por el activo, otra que permite bajar en seco y una tercera que evita la cueva y nos descuelga por su salida. Nosotros escogimos la primera y más interesante, que aunque parecía más delicada vista desde arriba, no dió demasiados problemas.

rápel de entrada a la cueva, con un buen caudal
el pequeño rápel que da salida a los oscuros

Tras este breve tramo oscuro, el descenso continúa bien encajado entre altas paredes, con algún que otro enorme bloque empotrado colgando sobre nuestras cabezas, y pequeños rápeles y destrepes.

pasando bajo un bloque empotrado
los rápeles son pequeños

Ya en la parte final, nos espera un último rápel de aproximadamente doce metros, en una zona estrecha y bajo un bloque empotrado. Con este caudal, nos pareció más sensato evitar el paso mediante un pasamanos por encima del bloque y, desde éste, un rápel por fuera.

el recorrido se mantiene estrecho y sinuoso
con este caudal, mejor por arriba...
 
la última zona estrecha, superada
un último salto antes de acabar el descenso

Después del último rápel todavía encontramos un salto: uno de los pocos, ya que la mayoría de las pozas estaban repletas de grava y cubrían poco o nada, incluso en la cueva. Tras él, llegamos a la desembocadura de nuestro barranco al Noguera Pallaresa, y... se acabó.

la tirolina de retorno
En esta ocasión el caudal del Noguera era elevado, por lo que utilizamos las tirolinas de acceso y de retorno. Desde el parking, la primera se encuentra antes de llegar a la desembocadura del descenso, y presenta una inclinación moderada, por lo que si llevamos polea de cable no se coge demasiada velocidad. Por contra, las dos tirolinas de retorno, que se encuentran más allá de la desembocadura, tienen más inclinación y debe irse con más cuidado, procurando utilizar algún sistema de frenado. Nosotros utilizamos la de la izquierda, que nos habían recomendado y de la que quizás es más fácil descolgarse. Constituyen una forma diferente, y también divertida, de empezar y acabar un descenso precioso.
 
La aproximación y el retorno están descritos en la piada del descenso de hace dos años, en este enlace.








CUANDO LOS RÍOS SE ENFADAN

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Esta está siendo una semana muy dura en el valle de Arán. Esa comarca se ha llevado la peor parte de las inundaciones que barrieron este martes el Pirineo, causadas por la suma del deshielo de las enormes cantidades de nieve que se acumulaban en estas montañas y de unas lluvias muy abundantes y concentradas que dejaron más de cien litros por metro cuadrado en sitios como la misma Val d'Aran y algunos puntos del valle de Boí.

En la Alta Ribagorça, sin llegar ni mucho menos a los niveles de la comarca vecina o de Benasque, también vimos subir muchísimo los caudales. Así, el río Noguera de Tor se desbordó ayer a su paso por Barruera, ocupó prados, desdibujó caminos y anegó el paseo del río en el mismo pueblo. El sonido de los bloques de piedra que, arrastrados por una corriente brutal, chocaba contra las rocas del fondo, ponía la piel de gallina. Finalmente, por suerte, en esta comarca los daños fueron menores y todo quedó más bien en un susto.

la pasarela, a ras de agua

el río, desbordado a su paso por Barruera

Estas crecidas han dejado unas imágenes espectaculares de algunos barrancos. Aguas arriba de Barruera, en Caldes de Boí, el prohibidísimo barranco de Llebriqueto -está en la zona periférica del parque nacional de Aigüestortes- presentaba una estampa terrible pero bella:

las últimas cascadas del Llebriqueto, desde la carretera

También aguas arriba, pero en el río Sant Martí a su paso por Boí, el caudal tenía un aspecto más que temible, comparado con el habitual -que no es bajo-:

a la izquierda caudal habitual; a la derecha, el caudal del 18 de junio de 2013

En esta misma cuenca, el barranco de Durro no era menos, y se sumaba a la fiesta de la espuma presentándose inabordable:

último rápel de un barranco de Durro pasado de vueltas

Por último, en la cuenca del Noguera Ribagorzana, muy controlada por los embalses y menos afectada por las lluvias, también se podían observar caudales muy elevados, aunque asequibles, como por ejemplo en las cascadas de Salvassa. Sin embargo, el Llauset bajaba tremendo, imposible, sin duda a causa de la apertura de las compuertas de su embalse aguas arriba:

a ver quien se mete en el Llauset así


Un bonito espectáculo, siempre que todo se quede en el susto.

EL PIRINEO ORIENTAL FRANCÉS

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el camino más corto es a veces el más tortuoso
Este fin de semana pasado, aprovechando el puente de San Juan, buena parte del grupo salimos a la carretera para revisitar la mitad de los grandes clásicos de los Pirineos Orientales franceses. Antes de venirme a vivir a esta esquina de Catalunya visitaba la zona con frecuencia, y para los amigos que todavía viven en los alrededores de Barcelona, esa zona sigue siendo una especie de patio trasero al que ir a jugar. Ahora, en cambio, es uno de los rincones del Pirineo que me quedan más lejos...

Así pues, el sábado crucé la mitad oriental de la cordillera y me reuní con los buenos amigos de siempre a tiempo de bajar un Anelles disfrutón. Al día siguiente aprovechamos la jornada combinando Mas Calsan y Salt del Pi, y después de celebrar la verbena en nuestro campamento de Céret, rematamos la faena el lunes bajando en total soledad, aunque parezca increíble, el imprescindible Llech.

Las opciones más potentes de la zona, Taurinyà y Saint-Vincent, todavía llevaban un caudal excesivo, por lo que deberán esperar una mejor ocasión. 


LA ZONA

El departamento francés de Pyrénées Orientales se sitúa al sudeste de nuestro país vecino, y limita al sur con la provincia de Girona. Su capital y ciudad principal es Perpignan, y lo más importante: tiene buenos y variados barrancos para descender.

mapa de la zona con la situación de los barrancos más representativos


LOS DESCENSOS

Desde el punto de vista barranquista, el departamento se puede dividir en dos zonas:

Céret
Es la zona más cercana a  la frontera, con varios descensos de baja o mediana dificultad distribuidos a lo largo de la carretera D115, básicamente entre las poblaciones de Céret y Arles-sur-Tech. Los descensos más destacados de la zona son:
  • Anelles. El más interesante y divertido del sector. Bastantes saltos, algunos de ellos buscados.
  • Baoussous. De interés relativo, su gracia consiste en su proximidad al Anelles, lo que lo convierte en su combinación natural. Con caudal bajo pierde muchos enteros.
  • Mas Calsan. Otra buena opción, repleta de saltos y toboganes, aunque con menos caudal que Anelles. La goulotte o pasillo estrecho es su paso más emblemático.
  • Salt del Pi. Breve aunque interesante descenso si se coge con un caudal elevado.
  • María Valenta. Corto y resbaladizo descenso, aunque continuado y estético.

primer rápel del Anelles
la goulotte del Mas Calsan

poniendo punto y final al María Valenta
el Salt del Pi, que da nombre al descenso



Prades

Situado más al norte, al sector se llega siguiendo la carretera N116 desde Perpignan (Francia) o desde Puigcerdà (España). En general, los barrancos de esta zona son más largos, más acuáticos y plantean un mayor compromiso y dificultad que los de Ceret. Los imprescindibles, no ya del sector sino del departamento, son estos:
  • Llech. Un barranco casi de 10: muy acuático y con infinidad de saltos y toboganes. Máxima diversión y un único rápel obligado si se conoce bien el descenso.
  • Taurinyà. Mucho menos lúdico que su vecino Llech, pero interesante y sostenido.
  • Saint-Vincent. El grande de la zona. Muy largo en longitud y horarios, físicamente duro y con algunos pasos técnicos. Para mí es un descenso imprescindible.
  • Cady. Técnico con caudal, acuático y muy bien valorado.

Taurinyà
 
Saint-Vincent: el "forat del mort"























tramo final del Cady
uno de los muchos saltos posibles del Llech























 
REGULACIÓN LEGAL

El descenso de barrancos en este departamento está sometido a una regulación específica de la prefectura de los Pirineos Orientales, que básicamente establece los periodos y/o días concretos en que se permiten los descensos. También establece la prohibición de descender diversos barrancos (Nyer o Can Guillet, por ejemplo). Normalmente, en la web francesa descente-canyon podremos encontrar información actualizada sobre la regulación de cada descenso, que puede ir variando. Este año, por ejemplo, las grandes cantidades de nieve acumuladas y el deshielo tardío han hecho que la mayoría de los descensos hayan permanecido prohibidos hasta hace sólo unos días.




ALOJAMIENTO
 
Si habitualmente nos alojamos en campings, en cada sector de la zona encontraremos varios entre los que escoger. En Céret, habitualmente utilizamos el camping municipal, tranquilo y barato, que sirve como un buen campo base desde el que atacar los descensos del sector. En la zona de Prades, en Fillols podemos utilizar el camping des Sauterelles, en la misma pista de acceso a las gorgas de Taurinyà; y en Vinçà, su camping municipal o bien el camping Les Escoumes, a pie de carretera, con acceso al lago y bien comunicado.



BIBLIOGRAFÍA
  • Descenso de cañones. Pirineo Oriental (tomo I). Eduardo Gómez, Autoed. 2000. En castellano, esta miniguía es la obra de referencia en nuestro idioma, pero lamentablemente es difícil de encontrar.
  • Gorges et canyons en Languedoc Roussillon. J.P. Lucot y R. Quintilla. Ed. Edisud, 1990. En francés.
  • Els 30 millors barrancs del Pirineu. A. Batllori, Ed. Cossetània, 2006. En catalán, es una obra más general que contiene, entre otras, las reseñas de Cady, Saint-Vincent, María Valenta y Llech.



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